Elijan a quién servirán

Josué 24:14-28

Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad; y quitad de entre vosotros los dioses a los cuales sirvieron vuestros padres al otro lado del río, y en Egipto; y servid a Jehová .

Josué 24:14

Hemos llegado al final del libro de Josué. El texto de hoy es una continuación del pasaje anterior. Como comenté, esta última parte está divido en dos partes. En la primera parte vimos que Dios le recuerda al pueblo de Israel la gracia que han recibido. Ellos no merecían ser pueblo de Dios, pero fue por gracia que fueron escogidos. Y fue por la gracia de Dios que recibieron la tierra de Canaán como heredad; una tierra en la que ellos no tuvieron que edificar ni sembrar, sino que les fue dado gratuitamente bajo la perfecta soberanía de Dios. Ahora, en esta segunda parte vemos las palabras finales de Josué a su pueblo: “Escogeos hoy a quién sirváis”.

Josué enseña al pueblo que aquellos quienes temen a Jehová, le servirán con integridad y verdad. Los adoradores de Dios quitan otros dioses y sirven a Jehová Dios solamente. Pero esta obediencia no es forzosa. Dios no hizo al hombre como un robot que siga una serie de instrucciones. Dios nos hizo seres libres que podemos elegir adorar a Dios o no. Y bajo esta libertad, también existe responsabilidad. Por eso Josué le dice al pueblo de Israel que elijan si servirán a Dios o no. Israel tenía opciones. Josué les dice claramente que ellos podían elegir servir a los dioses Egipcios o los dioses de otras naciones, incluso a los dioses que servían Abraham y su familia antes de ser llamados por Dios.

El pueblo respondió que ellos servirían a Jehová Dios. Ante esta respuesta, Josué les reta diciendo que ellos no podrán servir a Dios. Josué conocía que este pueblo era necio. Él había estado con sirviendo a Moisés y vio cómo era desobediente la primera generación que salió de Egipto. Por causa de su dureza de cerviz, la primera generación perdió la bendición de entrar a la tierra prometida y tuvieron que caminar por el desierto durante 40 años. Sin embargo, la nueva generación no era necesariamente mejor. Josué y Caleb, y sus familias, fueron los únicos en poder entrar a la tierra prometida liderando a la nueva generación. Durante el periodo de la conquista, la nueva generación también mostró que no confiaban en Dios totalmente. Varias veces desobedecieron a Dios tomando lo que Dios dijo que no tomaran, no destruyendo lo que Dios dijo que destruyeran, haciendo alianzas que Dios prohibió hacer, entre otras cosas. ¿Cómo éstos se atrevían a decir con tanta facilidad que servirían a Dios? Josué les reta para que mediten en sus palabras. Aceptar seguir a Dios no es algo que se hace a la ligera. Josué les respondió que, si ellos dicen servir a Dios, pero luego se alejan de él, entonces Dios les castigaría severamente hasta destruirles. Pero el pueblo dijo que servirían a Dios. Así, Josué puso una piedra junto al tabernáculo como testigo de lo que se había dicho por el pueblo.

Josué fue un líder fiel a Dios. Él manifestó claramente que, aunque el pueblo decidiera ir en pos de otros Dios, él y su casa servirían a Jehová (15). Desgraciadamente el Pan Diario no aborda los versículos 29 al 33. Sin embargo, estos son versículos sumamente importantes como parte de la conclusión del libro de Josué. La obediencia y el temor a Dios de Josué se manifiestan en los versículos 29 al 33. Mientras Josué vivió, el pueblo de Israel sirvió a Dios. El pueblo recordó el mandamiento que José había dado de enterrar sus huesos con el de sus padres. Así lo hizo el pueblo de Israel enterrando a José en Siquem. También enterraron a Eleazar propiamente en la tierra que se le había dado a Finees, su hijo. En todo, el pueblo de Israel fue obediente a Dios mientras Josué vivió.

Este no es lugar para discutir entre el arminianismo y calvinismo. Yo soy calvinista y creo que la elección de Dios. Y es que la doctrina de la elección no se contrapone a la libertad humana. Al contrario, es un proceso en donde las dos van de la mano. Los electos por Dios elijen libremente servir a Dios. Los no electos, libremente eligen no servir a Dios. Otra manera de verlo es que los no electos simplemente eligen seguir viviendo como vivían en su pecado. Así, el pueblo en general dijo que servirían a Dios, pero sabemos, a través de leer el libro de Jueces, que no todos los israelitas obedecieron a Dios. De hecho, la mayoría de los israelitas decidieron no seguir en pos de Dios, sino se fueron tras dioses ajenos. Dios siempre guardó su remanente entre el pueblo, pero no fue la mayoría, sino solamente unos cuántos.

Nosotros no podemos elegir a Dios por nuestra propia fuerza. Ese fue el error de Arminio, pensar que el hombre tiene la capacidad por sí mismo de elegir servir a Dios. Después de la caída, el deseo del corazón de los hombres se inclina solamente a hacer el mal. Por lo que, por causa de nuestra naturaleza pecaminosa, no podemos elegir servir a Dios. Como lo dijo Josué con respecto al pueblo de Israel, no podemos servir a Dios por nuestra fuerza por causa de nuestras rebeliones y nuestros pecados. Entonces, ¿cómo podemos elegir servir a Dios? Es a través del Espíritu Santo que trabaja en nosotros. Por lo tanto, debemos orar para que el Espíritu more en nosotros y nos ayude a siempre elegir seguir y obedecer a Dios.

Si el Espíritu Santo mora en el creyente, ¿por qué entonces pecamos? He allí la compleja relación entre la libertad humana y la obra del Espíritu Santo. Y he allí porqué nunca debemos bajar la guardia. Debemos estar en constante oración y meditación de la palabra. El Pan Diario es una excelente herramienta para poder orar, leer la Biblia, y meditar en ella. Pero por supuesto que no es la única herramienta, ni tampoco es una herramienta perfecta. Debemos incorporar en nuestras vidas toda clase disciplinas espirituales para que no caigamos en tentación.

En este tiempo tengo mucha dificultad para vencer los videojuegos y los videos por las diferentes plataformas de distribución. Señor, tengo tantas cosas que hacer, pero al no disciplinarme, me he dejado distraer por todas estas cosas y he dejado de hacer lo que debería hacer. Señor, ayúdeme a concentrarme en mi labor, y que a través de este trabajo al que usted me ha llamado, pueda yo glorificar su nombre. Ayúdeme a vivir delante de usted solamente y para gloria de su nombre solamente.

Una palabra: Elije servir a Dios.

El maravilloso regalo de Dios

Josué 24:1-13

Y os di la tierra por la cual nada trabajasteis, y las ciudades que no edificasteis, en las cuales moráis; y de las viñas y olivares que no plantasteis, coméis.

Josué 24:13

La palabra pasada fue una advertencia para el pueblo de Israel. Si ellos aman a Dios, recibirán bendición. De otra manera, serán castigados. Ahora, Dios les recuerda que Israel es el pueblo escogido por Dios. Dios les recuerda la gracia que han recibido.

Esta es una introducción de la conclusión al libro de Josué. Para llegar a la conclusión de esta historia, Dios les hace recordar al pueblo de Israel todas las cosas que él ha hecho por ellos. Así, comienza por Abraham. Por pura gracia, Dios eligió a Abraham. Fue solamente por gracia, porque aquí podemos ver que Abraham servía a dioses extraños, al igual que toda su familia. ¿No había en la tierra otros que creyeran en YHWH Elohim? Tenemos datos suficientes para decir que sí había quiénes creyeron en Jehová Dios. Podemos comenzar por Melquisedec (Gn 14). Cuando Abraham regresó de pelear con los tres reyes para rescatar a su sobrino Lot, Melquisedec es introducido en la historia. Génesis nos dice que Melquisedec era rey de Salem (¿tal vez Jerusalén?) y sacerdote del Dios Altísimo. Jetro, suegro de Moisés, es otro personaje que era sacerdote de Jehová (Ex 18:712). Job es difícil determinar con exactitud la época en el que vivió. Sin embargo, varios teólogos indican que posiblemente vivió alrededor del tiempo de Abraham. Esto es porque, en primer lugar, vemos que la riqueza de Job se basaba en la cantidad de ganado, no de dinero. Segundo, Job ofrecía sacrificios sin la necesidad de un sacerdote. Hay otros detalles más, pero probablemente estos dos sean los más importantes. Si bien es justo que se siga discutiendo el tiempo exacto de Job, asumamos que los eruditos de la materia tienen razón. Los ejemplos de Melquisedec, Jetro, y Job nos muestra que había personas en la tierra que alababan a YHWH Elohim. Seguramente que había más que estos tres personajes. ¿Por qué entonces Dios no eligió a alguno de estas personas, sino que eligió a Abraham? Solamente podemos concluir que fue por la gracia de Dios según su perfecta soberanía.

Después encontramos otro punto en el que podemos ver la elección de Dio por pura gracia y según su perfecta soberanía. Isaac tuvo dos hijos: Esaú y Jacob. Primero, Dios no eligió al primogénito. Segundo, Dios eligió a Jacob cuando se encontraba todavía en el vientre de su madre. Esto nos muestra que Jacob no tuvo ningún merecimiento para ser elegido por Dios. Y, todavía más, al ver la vida de Jacob no sería alguien que ninguna persona eligiera para ser líder. Pero tampoco fue que Dios le atinó al bueno. De hecho, ninguno de los dos fueron buenas personas. Sin embargo, Dios eligió a Jacob para que fuera el padre del pueblo de Israel.

Dios les hace recordar al pueblo de Israel que fue él quien había planeado que fueran a Egipto. Y Dios estableció a Moisés y a Aarón para sacarlos de allí. Dios les liberó de las manos de Faraón, y les guio para atravesar el desierto hasta llegar a la tierra prometida. Fue Dios quien destruyó a todos los enemigos de Israel. Finalmente, les ha dado la tierra de Canaán, la tierra donde fluye leche y miel. Y los israelitas debían de reconocer que recibieron una tierra buena para habitar por la cual no trabajaron. Edificar ciudades, y plantar viñas y olivares toma mucho tiempo. No es cuestión de días o meses, sino es un trabajo de muchos años. Dios les ahorró todos esos años de trabajo dándoles como heredad la tierra.

La gracia es un regalo de Dios. La gracia no es algo que uno merece. Lo que uno recibe por mérito se le llama salario. La gracia es un regalo inmerecido que uno recibe gratuitamente. Alrededor de nuestras vidas podemos ver la gracia abundante de Dios. Podemos comenzar por señalar nuestra vida misma. ¿Qué merecimiento tenemos de existir? Existimos porque Dios nos amó y nos creó a su imagen y semejanza. También, podemos ver la gracia de Dios en la creación. ¿Qué merecimiento tenemos de recibir un universo tan hermoso y perfecto como en el que vivimos? Ninguna. Solamente podemos agradecer a Dios por todo lo que nos ha provisto. Y a pesar de toda la gracia de Dios, desobedecimos a Dios. Vivimos en un mundo problemático, no por causa de algún defecto en Dios, sino que es por causa de nuestra desobediencia a Dios. La caída es producto del pecado de la humanidad. Y, sin embargo, Dios nos manifiesta su gracia maravillosa e inmensurable a través de haber enviado a su único Hijo, nuestro Señor Jesucristo, a morir en la cruz en nuestro lugar. ¿Qué merecimiento teníamos de que Dios hiciera el más grade sacrificio que se puede hacer? Dios Hijo, siendo en naturaleza Dios mismo, se humilló tomando para sí la naturaleza humana, y dio su vida misma al morir en la cruz. Dios Padre tuvo que ver a su Hijo sufrir y morir en la cruz. Dios Espíritu Santo sufrió al tener que abandonar a Cristo en la cruz. (Aquí debemos hacer el paréntesis de que no hubo una separación en la Trinidad pese al real abandono del Padre y del Espíritu Santo a la naturaleza humana del Hijo. Esto es un tema que merece su propia discusión por ser una doctrina compleja. Para fines de esta meditación, basta con lo que se ha mencionado.)

Señor, le doy muchas gracias por toda la gracia que he recibido. Gracias por la vida que me permite, por mi familia, por toda la creación que me permite disfrutar. Especialmente le doy gracias por la gracia del perdón de mis pecados. Muchas veces olvido todas lo que usted me ha dado y me enfoco en mis problemas y sobre las cosas que no tengo. Por eso, mi corazón y mi mente se llena de quejas, dudas, codicias, y envidias. No amo con un corazón sincero, ni tampoco obro con bondad. Señor, ayúdeme a recordar cada día de las bendiciones que usted me permite. Sí, debo lidiar con todas las dificultes que se presenta día a día. Pero Señor, ayúdeme a enfrentarlas dependiendo en su gracia y su amor, sabiendo que, si usted está conmigo, no hay nada que me pueda hacer daño. Y aún si me hacen daño, es porque hay una buena voluntad suya detrás de ello.

Una palabra: Recuerda la gracia de Dios cada día.

Ama al Señor tu Dios

Josué 23:1-16

Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios.

Josué 23:11

Este es el penúltimo capítulo del libro de Josué. Algunas batallas se ganaron y otras se perdieron. El pueblo de Israel perdía cuando desobedecían a Dios, y ganaban cuando obedecieron a la voz de Dios. Era imposible que un pueblo que no era pueblo, sino que eran solamente esclavos en Egipto, pudieran ganarles a las grandes naciones cananeas. El libro de Josué nos enseña que nosotros no podemos ganar al mundo por nuestra propia fuerza. Solamente podemos vencer al mundo cuando estamos del lado de Dios. Josué, Jeshua, significa “Dios es el Salvador”. Josué es una figura de Cristo en el Antiguo Testamento. Él guía al pueblo a conquistar la tierra prometida. Nuestro Señor Jesucristo es quien nos guía a conquistar el mundo, y solamente a través de él podemos obtener el reino de Dios.

Dice el pasaje que pasaron muchos días después de Dios dio paz a Israel. No sabemos cuánto tiempo exactamente, pero tal vez pasaron varios años entre el capítulo 22 y el 23. Josué había envejecido. Entonces llamó a la congregación de Israel. El mensaje que les dio fue que recordaran las grandes cosas que Dios había hecho por ellos echando fuera y destruyendo a las naciones de Canaán para darlas como heredad al pueblo de Israel. Dice que “desde el Jordán hasta el Mar Grande” será heredad para Israel. Dios les daría la tierra. ¿Qué era lo que tenía que hacer el pueblo de Israel? Lo único que ellos debían hacer era guardar el pacto con Dios. Josué les dice que no se mezclen con las naciones de la tierra a través de darse en matrimonio ni yendo en pos de los ídolos. Si ellos rompen el pacto con Dios, entones Dios les castigaría. Ellos serían bendición a las naciones si obedecían a Dios. Pero esas naciones serían azote para Israel si Israel rompiera el pacto con Dios.

Al leer la Biblia, tristemente el pueblo de Israel rompe el pacto con Dios. Romper el pacto con Dios es no amar a Dios sino amar a otras cosas del mundo. Por lo tanto, Israel sufrió continuamente por causa de las guerras. Tuvieron que enfrentar a las naciones cananeas que ellos no destruyeron desobedeciendo la instrucción de Dios, y más bien haciendo pacto con ellos. Por si fuera poco, también surgieron grandes naciones, potencias del mundo, que constantemente asediaron a Israel, como por ejemplo Asiria, Siria, Persia, y Babilonia. Finalmente fueron conquistados por los griegos y luego por los romanos. Israel vivió lapsos de paz porque hubo algunos reyes que obedecieron a Dios. Pero en general, Israel desobedeció a Dios a pesar del mensaje de advertencia de tantos profetas.

Conociendo esta advertencia de Dios a la nación de Israel, no es sorpresa que aún en el presente no puedan vivir en paz en la tierra prometida. Aunque Dios ha sido fiel en traer a Israel de vuelta a la tierra que les prometió que sería su herencia, de una u otra manera, la consecuencia de la desobediencia de Israel ha provocado que vivan despreciados y asediados por otras naciones. Hoy (noviembre de 2023), Israel sigue en enfrentamiento bélico con los palestinos. Aunque este conflicto tiene varios tientes políticos y religiosos, no hay duda de que Israel no tiene paz por causa de su pecado, por no guardar su pacto con Dios.

Esto es una advertencia para mi vida personal. Dios promete que me dará la paz si le amo a él sobre todas las cosas. Mi amor a Dios se muestra si soy obediente a su palabra. Por el contrario, no puedo esperar que haya paz en mi vida si vivo desordenadamente y en desobediencia a Dios. ¿Por qué habría de esperar que Dios me de la paz si yo no guardo mi amor hacia él? Es justo y lógico que tenga que afrontar al mundo y sus consecuencias yo solo si no permanezco en el amor de Dios. La gracia de Dios es que él no tiene la obligación de ayudarme, pero si yo permanezco en su amor, él es fiel para guardarme y protegerme.

En este tiempo estoy desesperado. Ya estoy a menos de un mes para mi examen comprensivo de mi estudio del doctorado y no me siento nada preparado. He tenido mucha dificultad para concentrarme y practicar escribir los ensayos de acuerdo con la guía del examen. Y esto es porque me he dejado distraer por muchas otras cosas totalmente innecesarias. Y ahora me pregunto: ¿Cómo puedo en menos de un mes estudiar lo que no he estudiado en tres meses? Pero esta palabra me da esperanza. Dios me ayudará a conquistar esta situación si yo soy fiel a él. Esta fidelidad implica cambiar muchas cosas en mi rutina diaria y luchar en contra de todas las distracciones que hay alrededor de mí. No considero distracción mi responsabilidad como esposo, padre, y pastor. Pero hay muchas cosas otras cosas en mi vida personal que me vencen, que me desarman a pesar de pensar y desear hacer lo que debería hacer.

Señor, creo en la promesa de que usted me ayuda a conquistar las situaciones más difíciles en mi vida si yo me mantengo fiel a usted. Le pido que me ayude a vencer toda tentación que me distrae de lo que usted me ha llamado a hacer. Reconozco que estoy aquí estudiando solamente por su gracia y solamente por su llamado. Le pido que me de fuerza, como lo ha hecho hasta ahora, para seguir adelante. Pero solamente puedo seguir adelante si usted así me lo permite. Sé que el tiempo no es el problema sino mi fidelidad. Le pido que me permita su gracia continuamente y me ayude a ser fiel en lo que usted tiene planeado para mí de acuerdo con el llamado que he recibido.

Le pido, Señor, sobre todas las cosas, que pueda yo amarle con todo mi corazón, con toda mi mente, y con todas mis fuerzas. Le pido que siga guiando mi vida. Tengo muchas debilidades por lo que comento innumerables pecados. Pero confío en que usted es mi guía en esta conquista del mundo. Oro que pueda yo seguirle a donde usted me guíe, y que sea obediente a lo que usted me mande a hacer. Señor, úseme como instrumento suyo para su gloria, y permítame participar en su obra de predicación del evangelio a todas las naciones comenzando desde aquí en Louisville.

Una palabra: Ama a Dios y obedece a sus mandamientos.