Lucas 21:5-19
Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas.
Lucas 21:19
Vivimos en un tiempo lleno de noticias alarmantes. Aunque guerras ha habido a lo largo de los años en diferentes partes del mundo, la guerra de Ucrania y Rusia tomó gran relevancia en la política internacional. Además, en estos días hemos escuchado más sobre la guerra entre Israel y Palestina. Por esto muchos se preguntan si estamos cerca del final de los días. Los discípulos también tuvieron la misma curiosidad.
Mientras Jesús enseñaba en el templo, escuchó cómo algunos admiraban el templo.
Éste era el segundo templo. El templo que construyó Salomón había sido destruido durante la invasión babilónica. Años después de la deportación a Babilonia, algunos israelitas regresaron a Jerusalén para reconstruir el templo y la ciudad, dirigidos por Nehemías, Zorobabel, y Esdras. Este segundo templo fue muy sencillo, nada que ver con el lujoso templo que Salomón había construido. Aproximadamente 400 años después, cuando Herodes el Grande le compra a Roma la silla de rey de Israel, Herodes remodeló el templo haciéndolo excesivamente lujoso para ganarse al pueblo de Israel. Por eso mucha gente admiraba el templo. Pero Jesús les dijo que no quedaría piedra sobre piedra de ese templo. Esta profecía se cumplió alrededor del año 70 cuando el general romano Tito sitia Jerusalén. Después de dejar morir de hambre a Jerusalén, los soldados romanos entraron a saquear la ciudad. Cuando llegaron al templo, movidos por un rumor de que Herodes había puesto oro en cada una de las piedras del templo, los soldados destruyeron totalmente el templo en busca de ese oro. De esa manera, no quedó ninguna piedra sobre piedra en el templo.
Pero la destrucción del templo significaba para los Judíos mucho más que simplemente la destrucción de la ciudad. La destrucción del templo significaba el fin del pueblo de Israel. Y el fin del pueblo de Israel lo entendían como el fin de los tiempos. Por esto los discípulos preguntaron sobre las señales antes del fin de los días.
Jesús enseñó que habrá varios eventos. Se levantarán muchos falsos cristos. Habrá muchos rumores de guerras. Se escuchará sobre tumultos. Pero Jesús advierte que no será el fin inmediatamente. Todavía más, habrá persecución contra los creyentes. Han pasado dos mil años desde que Jesús dijo estas palabras. A lo largo de los años se ha visto todo este tipo de eventos. Una de las razones por las cuales la iglesia primitiva era fuerte fue porque los miembros siempre vivieron con la urgencia de que debían de predicar el evangelio porque el fin de los días estaba cerca.
Han pasado dos mil años y parece que el fin de los días está lejos. Por eso la iglesia actual se ha vuelto muy débil. Los creyentes oyen el mensaje del fin de los días, pero no hay un sentimiento de urgencia. Hay la idea de: “Sí, eso va a pasar, pero no hoy”. Y por eso cada uno busca solamente lo suyo. Pero las noticias de guerras, sediciones, y de falsos cristos deben de ponernos en alerta. Debemos vivir con la guardia en alto sabiendo que son signos del fin de los días.
Pero Jesús no se enfocó en enseñar exactamente cuándo será el fin de los días. Lo que se enfocó fue en exhortar a los creyentes a mantenerse fieles hasta el final. Ciertamente habrá persecuciones a los cristianos, pero debemos saber que Dios nos guardará en todo momento. Él está presente en nuestras vidas por medio del Espíritu Santo quien mora en sus escogidos. El Espíritu Santo nos da sabiduría y nos hace recordar todas las cosas que el Señor nos ha dicho para que no tengamos temor de las persecuciones.
Ciertamente vivimos en el fin de los días. No importa que haya pasado dos mil años sin que haya sido el fin. Eso solamente es evidencia de la paciencia y la gracia de Dios. No hay nada que esté fuera de perfecta soberanía. No nos toca a nosotros saber cuándo será el fin de los días. Ha pasado dos mil años, así que cada vez es más seguro que el fin está cerca. Y esto se ve cada vez más en la persecución hacia los cristianos. Aún en países como Estados Unidos, donde poco se habría pensado que habría persecución, se empieza a haber. Ciertamente no a niveles como las hay en países musulmanes o comunistas. Y también es cierto que la sociedad estadounidense poco a poco ha rechazado la enseñanza bíblica. Sin embargo, con el wokismo de nuestro tiempo, los cristianos son cada vez más marginados. En estos días, uno tiene que ser cuidadoso de cómo habla, y estar preparado para recibir críticas por creer en la verdad.
Señor, ciertamente estos tiempos son difíciles. Siempre ha sido difícil porque el mundo le rechaza a usted y a sus siervos. Pero conforme veo las noticias del mundo, más me doy cuenta de que los cristianos no la tendremos fácil. Le pido, Señor, que siempre esté conmigo conforme a su promesa. Ayúdeme ser paciente sabiendo que usted es fiel con sus promesas. Y le pido, Señor, que me use como instrumento suyo para predicar el evangelio con urgencia porque el fin de los días está siempre cerca.
Una palabra: Confía en Dios hasta el final.