Generosidad

Proverbios 11:16-31

El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.

Proverbios 11:25

El texto de Proverbios de hoy tiene muchos puntos en que podríamos meditar, como en muchos de los capítulos de Proverbios. Pero hoy, el Pan Diario nos hace enfocarnos en la generosidad. Salomón enseña que los justos quieren hacer el bien. Repartir los bienes que tiene uno es parte de la vida del justo. Quien tiene, pero quiere quedarse con todo, dice que el pueblo lo maldecirá. Pero el que vende será bendecido por su pueblo. Por lo tanto, Salomón llama a no confiar en las riquezas. Los justos pueden parecer que quedan como árbol sin hojas, pero eventualmente reverdecerán. Dice Salomón que el verdadero fruto que buscan los justos es el árbol de la vida; o sea, la vida eterna el en el reino de Dios.

Aquí es interesante observar que Salomón no dice que regalemos nuestros recursos, sino que dice que las vendamos. Vender no quiere decir que necesariamente que se busque un bien material. Entendiendo el contexto con el que este texto nos habla, deberíamos entender “vender” como buscar una transacción mutuamente beneficiosa. Esto es, el que necesita ayuda es ayudado, obviamente. Y el que ayuda es gratificado por Dios. No debemos buscar la gratificación del mundo o de los hombres, sino la bendición de Dios. La generosidad no debe ser una carga, sino debe ser gratificante para uno. La paga más grande es saber que acumulamos tesoros en el cielo.

Se dice que es mejor dar que recibir. Sin embargo, cuando vemos el mundo, podemos darnos cuenta de que las personas no les gusta dar. Les gusta recibir y recibir, pero poco saben de dar a otros. Por supuesto, hay gente que hace grandes donaciones de dinero a causas solidarias. Muchos dicen que esas personas son muy generosas. Aunque en parte es cierto, muchas organizaciones de ayuda a necesitados no podrían sobrevivir ni ayudar de acuerdo con su causa, también es cierto que los donadores no lo hacen necesariamente de la generosidad de su corazón sino de acuerdo con su propia agenda. Muchas veces lo hacen para evitar impuestos. Muchos lo hacen por ego, porque les gusta ser reconocidos como generosos. Incluso hay delincuentes que lo hacen como parte de su proceso para lavar dinero. Y pienso que no estoy diciendo nada que cualquier persona informada no sepa. Pero más allá de esos grandes ricos donadores, la gente de clase media y baja, siempre batallan con cuestiones de dinero. Es difícil dar cuando uno ve cuánta necesidad tiene uno mismo.

Y la generosidad no solamente es dinero. Cierto. Pero ayudar a otros, de la manera que sea, requiere de recursos, ya sea tiempo y/o esfuerzo. Y esos son recursos limitados en uno también. Especialmente en este mundo que se volvió tan rápido, no hay tiempo para nada. El escritor alemán, Michael Ende, en su gran novela llamada Momo, describe a los ladrones del tiempo como agentes grises quienes engañan a las personas diciéndoles que tienen que ser más eficientes con su tiempo, pero el tiempo que sobra lo utilizan para ellos mismos. Así se ha vuelto el mundo. Todos están muy ocupados y nadie tiene tiempo para nadie más. El poco tiempo que parece que queda, uno lo quisiera usar para uno mismo.

No obstante, Dios desea que seamos siempre generosos. Uno de los grandes llamados de la Biblia es a ayudar a los demás. El Pan Diario de hoy, nos da el ejemplo de Jesús que sanó a diez leprosos, aunque solamente uno haya regresado a agradecerle. También invirtió su tiempo y esfuerzo para crecer a los Doce, aunque sabía que todos le abandonarían, e incluso uno de ellos, Judas Iscariote, le traicionaría y sería quien lo entregara a los principales sacerdotes. Aún así, el Señor siempre entregó su tiempo y su esfuerzo para ayudar a los necesitados.

Señor, ayúdeme a aprender de usted la generosidad. Especialmente ahora que vivo como estudiante en Estados Unidos, los recursos materiales siempre son limitados. Y todavía más cuando uno vive con visa de estudiante y tiene una familia qué mantener. Ser generoso no significa ser mal administrador del dinero y los recursos que uno tiene. Como mencioné, ser generoso no siempre tiene que ver con dinero. Pero también, entre servir los diferentes ministerios de los que soy responsable, estudiar el doctorado, y atender a mi familia, siempre me siento abrumado pensando que no tengo tiempo para hacer nada más. Pero Señor, existen personas más ocupadas que yo y que tienen menos recursos que yo, y aún así veo que tienen un corazón generoso mucho mayor al mío. Ayúdeme a tener esta generosidad, especialmente dando de mi tiempo libre en salir campos a predicar el evangelio. Hágame ser un buen pastor para las ovejas, y traer a las ovejas perdidas su redil, Señor. Y también, sin ser irresponsable de mis recursos, ayúdeme a tener buena disposición para ayudar a los necesitados, así como usted siempre lo hizo, y sigue haciendo. Señor, pido que mi generosidad sea para su gloria, y me sienta bien pagado al ver que soy partícipe en traer a muchas personas a su presencia.

Una palabra: El alma generosa será prosperada.

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