Jeremías 52:1-34
Y el rey de Babilonia los hirió, y los mató en Ribla en tierra de Hamat. Así Judá fue transportada de su tierra.
Jeremías 52:27
Mientras leíamos, mi hija y yo, este pasaje, de repente me confundí pensando que tal vez estaba leyendo un pasaje equivocado. Le dije a mi hija: “¿Qué no habíamos leído ya este pasaje?” Y ella también pensó que era un pasaje que ya habíamos leído. Ella recordaba todos los detalles de esta historia. Después me acordé de que esta parte es una repetición de la historia de la captura de Jerusalén.
El recordar que es una repetición de la historia de la captura, me hizo reflexionar en la importancia de repetir las historias. La repetición de las historias en la Biblia es una manera de hacer énfasis en lo dicho o sucedido. En la antigüedad, los papiros y otros medios de escritura eran caros. No era como tener papel en nuestro tiempo. Por lo tanto, todo lo que se escribía, lo hacían pensando cuidadosamente cada una de las palabras. No se escribía nada que no pareciera importante. Y no se escribía sin haber meditado bien lo que había que escribir. Por lo tanto, las repeticiones eran muy intencionales. No se repetía una historia simplemente porque el autor olvidó que ya había escrito esa historia, o porque quería solamente recordar un evento. Las repeticiones eran una manera del autor de enfatizar la importancia de lo dicho o sucedido (por ejemplo, aquí yo también repetí esto para enfatizar la importancia de las repeticiones).
¿Porqué, entonces, sería importante para Jeremías contarnos nuevamente esta historia? Como el Pan Diario de hoy nos da la referencia, este relato lo podemos encontrar en Jeremías 39. También podemos encontrar esta narrativa en 2 Crónicas 24-25. Pero nuestro interés esté en Jeremías. Es interesante ver aquí que este es el último capítulo del libro de Jeremías. Esta repetición viene después de Jeremías nos escribe todas las advertencias a las naciones que han molestado a Israel a lo largo de su historia. Comentamos anteriormente que Babilonia fue utilizada como instrumento de Dios para castigar a todas estas naciones. Sin embargo, finalmente, Babilonia también sería castigada por sus tantos pecados. No porque hubiera sido usada por Dios para castigar el pecado de Israel y de Judá, Dios dejaría pasar por alto los pecados de los babilonios. Pero Jeremías quería hacer énfasis en que todo esto es por causa del pecado de Judá. Todo estaba sucediendo de acuerdo con las palabras de juicio contra Judá. Jeremías nos recuerda lo malo que fueron los reyes de Israel y de Judá. En particular Sedequías en esta historia. El rey Sedequías quien hizo lo malo ante los ojos de Jehová, tuvo un final miserable. Tuvo que presenciar la muerte de sus hijos a manos de los babilonios. Luego, le sacaron los ojos, y murió en la cárcel en Babilonia. Joaquín, el rey predecesor de Sedequías, había sido llevado a la cárcel en una invasión anterior. Después de la muerte de Nabucodonosor, Evil-merodac se hizo rey de Babilonia. Él liberó a Joaquín y le honró haciéndole vivir con él y proveyéndole de lo que necesitara para vivir. Sin embargo, desde el punto de vista de un rey, Joaquín estaba siendo humillado al vivir como mendigo en Babilonia (aunque el humillarlo no hubiera sido la intención del Evil-merodac).
Lo que podemos ver aquí es que ciertamente la palabra de Dios se cumple. El libro de Jeremías es una advertencia hacia la desobediencia de su pueblo contra Dios. Finalmente, las cosas sucedieron de acuerdo con todas las profecías que Jeremías recibió de Dios. El no hacer caso de las advertencias de Dios provocó que el pueblo judío fuera deportado a Babilonia, donde vivieron en cautiverio durante 70 años.
Nosotros no debemos hacer caso omiso de lo que Dios nos advierte a través de su palabra, la Biblia. La Biblia está llena de promesas de Dios, pero también nos da muchas advertencias de qué es lo que pasará a aquellos que no escuchan a su voz y le desobedecen. El final de todos los que no escuchen su palabra será el sufrimiento eterno y perpetuo en el infierno. Por otro lado, Dios nos da gran esperanza a aquellos que luchemos en guardar su palabra. Para sus elegidos que perseveran en la santidad les espera el poder glorificar a Dios y gozarnos en él para siempre en el reino de los cielos.
Estamos viviendo en un tiempo de gracia. Hasta que nuestro Señor venga nuevamente, tenemos tiempo para corregir lo que haya que corregir en nuestras vidas a través de reconocer nuestros pecados y arrepentirnos de ellos. A través de estudiar la Biblia, debemos reconocer que somos pecadores. Este es un tiempo para que podamos practicar la santidad. Cuando lleguemos al reino de Dios seremos verdaderamente santos. Mientras, aprendemos a ser santos mediante el ensayo y error. Y cuando erramos, sabemos que podemos regresar a la presencia de Dios por medio de la fe en nuestro Señor Jesucristo. Nuestro propósito es que podamos aprender de nuestros errores y no cometerlos nuevamente. Pero, gracias a Dios, recibimos gracia abundante y Dios es paciente con nosotros. Por lo tanto, aunque no debemos abusar del amor de Dios, debemos confiar en el amor de Dios y nunca temer de confesar nuestros pecados delante de él. Dios siempre perdona a aquellos que van delante de él con un corazón sincero, humilde, quebrantado, y contrito.
También tenemos tiempo para predicar el evangelio de salvación. Solamente será tarde para predicar el evangelio cuando muramos o el Señor venga. Mientras tanto, nunca es tarde para compartir las buenas nuevas de nuestro Señor Jesucristo con una persona más.
Señor, gracias por su gracia de perdón de pecados. Ayúdeme, Señor, a que cada día pueda vivir delante de usted en santidad. Cuando caiga en tentación, Señor, ayúdeme a recordar que usted me perdona porque murió en la cruz por mí. Le pido, Señor, que cada momento pueda ir delante de usted con un corazón sincero, humilde, quebrantado, y contrito. Le agradezco, Señor, porque usted tiene paciencia conmigo. Le pido, Señor, que me uste para que pueda compartir con otros sobre este amor de Dios y la gracia recibida por medio de usted. Pido que me llene de su Espíritu para cumplir con su voluntad en mi vida.
Una palabra: Escucha la palabra de Dios y comparte el evangelio de salvación.